La prohibición de la venta de toallitas húmedas a base de plástico en Inglaterra entrará en vigor en 2027, abordando una fuente importante de obstrucciones de alcantarillado y daños ambientales. La medida tiene como objetivo frenar el costo anual estimado de £200 millones para las compañías de agua por limpiar los “fatbergs”: masas congeladas de toallitas, grasa y aceite que obstruyen los sistemas de alcantarillado.
El problema: más allá del plástico
Si bien la prohibición apunta a las toallitas de plástico, el problema va más allá de la composición del material. Incluso las toallitas que no son de plástico y que se pueden tirar al inodoro siguen siendo problemáticas. Estas toallitas, a pesar de comercializarse como biodegradables, no se desintegran lo suficientemente rápido como para evitar contribuir a las obstrucciones. Las investigaciones muestran que algunas pruebas de desintegración fallan, lo que significa que aún pueden obstruir las alcantarillas.
Por qué esto es importante
El gran volumen de toallitas húmedas vendidas (32 mil millones en el Reino Unido en 2023, 12 mil millones que contienen plástico) pone de relieve la magnitud del problema. Colocadas de punta a punta, estas toallitas cubrirían más de 2200 campos de fútbol. La persistencia de toallitas no plásticas en las alcantarillas significa que el problema no se resuelve simplemente quitando el plástico.
lagunas y exenciones
La prohibición no es absoluta. Las empresas del Reino Unido todavía pueden fabricar y exportar toallitas de plástico. Las farmacias pueden venderlos sin receta o en línea. Los hoteles pueden comprarlos sin restricciones. La profesión médica obtuvo una exención, citando preocupaciones de que las toallitas no plásticas absorban demasiado desinfectante, lo que podría afectar la seguridad del paciente.
La realidad en el tratamiento de aguas residuales
En la planta de tratamiento de aguas residuales de Minworth, que atiende a más de dos millones de personas, se filtran diariamente 10 toneladas de toallitas húmedas. La instalación maneja no sólo toallitas sino también otros desechos, incluidas ratas muertas y patos de goma. La lenta descomposición incluso de las toallitas biodegradables significa que permanecen en el sistema durante meses o años, lo que plantea riesgos a largo plazo.
Respuesta y confusión de la industria
Water UK, el organismo comercial de la industria, aboga por una prohibición total de fabricación y un etiquetado obligatorio de “no tirar al inodoro”. A pesar de esto, algunos fabricantes continúan comercializando papel higiénico húmedo “que se pueden tirar”, generando confusión entre los consumidores. El esquema de certificación discontinuado “Fine to Flush”, reemplazado por el eslogan “Bin the Wipe”, refleja esta ambigüedad constante.
Conclusión
La prohibición de las toallitas húmedas es un paso positivo, pero una solución integral requiere una prohibición de fabricación, un etiquetado claro y educación del consumidor. El impacto a largo plazo de incluso las toallitas biodegradables en la vida acuática sigue bajo investigación. Hasta entonces, el consejo es sencillo: sólo el pipí, el papel y la caca deben ir al retrete.









































