El derretimiento del permafrost bombea carbono al océano Ártico

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Según un nuevo estudio, el acelerado deshielo del permafrost en el Ártico está inyectando una cantidad significativa de carbono antiguo en el Océano Ártico central. Esta afluencia de carbono, principalmente en forma de materia orgánica disuelta (DOM), tiene profundas implicaciones tanto para el ecosistema ártico como para el ciclo global del carbono.

Normalmente congelado durante siglos o milenios, el descongelamiento del permafrost libera materia vegetal, animal y microbiana descompuesta. Los ríos transportan este “DOM terrestre” al Océano Ártico, donde se disuelve y se mezcla con el agua de mar. Este proceso añade una cantidad significativa de carbono orgánico al océano, rivalizando con el CO2 total presente en la atmósfera.

El Océano Ártico central recibe una proporción inusualmente grande de este DOM terrestre debido al extenso deshielo del permafrost, la descarga de los ríos y la erosión costera. Investigadores dirigidos por el Instituto Alfred-Wegener (AWI) descubrieron que alrededor del 16% del carbono orgánico disuelto en esta región proviene de la tierra. Sorprendentemente, este carbono terrestre persiste incluso a grandes profundidades, lo que sugiere que puede viajar a través de las corrientes oceánicas hasta las aguas profundas del Atlántico Norte, conectando los procesos árticos con el ciclo global del carbono.

Una autopista del carbono a través del Ártico

La Deriva Transpolar, una poderosa corriente superficial, actúa como una vía importante para transportar DOM a través del Océano Ártico hacia el Atlántico Norte. Las regiones influenciadas por esta deriva exhibieron el doble de cantidad de carbono orgánico en comparación con las áreas circundantes. Los investigadores estiman que cada año se transportan aproximadamente 39 millones de toneladas de carbono terrestre desde el Ártico al Atlántico a través de esta “autopista del carbono”.

Impactos en el ecosistema ártico

La adición de DOM terrestre altera significativamente el ciclo del carbono del Océano Ártico al influir en la penetración de la luz, la disponibilidad de nutrientes y los procesos microbianos, todos ellos factores esenciales para la vida marina. Si bien el cambio climático está impulsando una mayor afluencia de agua dulce en general, el impacto específico en las concentraciones de DOM en el Océano Ártico no ha estado claro hasta ahora. Este estudio llena un vacío de conocimiento crítico al cuantificar este influjo de carbono terrestre y su distribución vertical.

A medida que se intensifica el calentamiento global, es probable que el deshielo del permafrost se acelere, lo que provocará entradas aún mayores de DOM terrestre en el Océano Ártico. Estos hallazgos resaltan la urgencia de incorporar estas proyecciones en modelos climáticos para predecir con precisión los cambios futuros en la capacidad de sumidero de carbono del Ártico y su influencia en el cambio climático global.