El precio oculto del “enmascaramiento”: por qué encajar puede ser perjudicial

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La presión para conformarse es universal, pero para las personas con afecciones del desarrollo neurológico como el TDAH y el autismo, puede manifestarse como una táctica de supervivencia agotadora, incluso dañina, conocida como “enmascaramiento”. Esto implica suprimir comportamientos naturales e imitar las normas sociales para evitar juicios o rechazos, una práctica que cada vez se reconoce más como un factor que contribuye significativamente a los problemas de salud mental.

¿Qué es el enmascaramiento?

El enmascaramiento, también llamado camuflaje, se refiere al esfuerzo deliberado por ocultar rasgos considerados socialmente inaceptables. Esto puede incluir suprimir conductas de estimulación (movimientos repetitivos), forzar el contacto visual, imitar expresiones emocionales o incluso alterar los patrones del habla. Si bien cualquiera puede involucrarse en cierto nivel de ajuste social, el enmascaramiento para las personas neurodivergentes a menudo se convierte en una respuesta crónica e involuntaria para navegar en un mundo diseñado para el comportamiento neurotípico.

Los orígenes del término

El término “enmascaramiento” surgió de la propia comunidad autista, como una forma de describir la agotadora labor de ocultar el verdadero yo. No se trata de engaño, sino de una estrategia de supervivencia en entornos que castigan el inconformismo. Por ejemplo, una psicóloga clínica con TDAH, como la Dra. Amara Brook, describió el uso de una distracción física (un Jolly Rancher sostenido entre los dientes) para prevenir arrebatos impulsivos durante una reunión de alto riesgo. Esto ilustra cómo el enmascaramiento puede ser una táctica deliberada, incluso necesaria, en entornos jerárquicos.

¿Por qué es importante esto?

La prevalencia del enmascaramiento está aumentando a medida que aumenta la conciencia sobre la neurodiversidad. El esfuerzo constante por suprimir los comportamientos naturales tiene un costo psicológico significativo. Los estudios muestran que el enmascaramiento crónico está relacionado con:

  • Aumento de la ansiedad y la depresión: La desconexión entre la experiencia interna y la presentación externa crea un conflicto interno.
  • Burnout: El gasto energético del rendimiento continuo es insostenible a largo plazo.
  • Retraso en el autodescubrimiento: Suprimir los rasgos fundamentales puede dificultar la comprensión de la propia identidad y necesidades.

El costo de la conformidad

El enmascaramiento no es intrínsecamente dañino si se usa con moderación. Sin embargo, cuando se convierte en el modo de funcionamiento predeterminado, erosiona la autenticidad y puede tener graves consecuencias para la salud mental. La clave está en reconocer la diferencia entre comportamiento social adaptativo y represión compulsiva. Las personas que se sienten obligadas a usar mascarilla constantemente deben buscar apoyo, ya sea a través de terapia, grupos de pares o abogando por entornos más inclusivos.

El costo a largo plazo del uso de mascarillas no es sólo el agotamiento emocional, sino una pérdida fundamental de uno mismo. Es hora de crear espacios donde las personas neurodivergentes puedan prosperar sin tener que ocultar quiénes son.