Pegaso: Un caballo celestial y melodrama mitológico

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El cielo nocturno de otoño ofrece un hito sorprendente: la constelación de Pegaso, el caballo alado. Fácilmente identificable por las cuatro estrellas brillantes que forman la “Gran Plaza”, Pegaso es un elemento destacado en el cielo de noviembre. El propio cuadrado ofrece una forma sencilla de observar las variaciones de color en las estrellas: Alpheratz (blanco) contrasta con el tono rojizo de Scheat. Los binoculares pueden realzar estas diferencias sutiles.

Navegando por la constelación

Si bien Alpheratz marca una esquina de la Gran Plaza, oficialmente forma parte de la constelación de Andrómeda. Hacia el oeste desde la plaza se encuentran Mirach (rojizo) y Almach (naranja), con estrellas más débiles que parecen de color más pálido.

Un diamante de béisbol celestial

Pegasus ha inspirado interpretaciones divertidas, incluido un diamante de béisbol celestial. La estrella Scheat sirve como plato de home, con Alpheratz, Algenib y Markab marcando la primera, segunda y tercera base, respectivamente. Las constelaciones adyacentes como Aries, Piscis y Fomalhaut se pueden incorporar como jardineros, creando un mapa caprichoso del cielo nocturno.

Esta idea no es nueva. El astrónomo Henry Neely, conocido como el “Decano de los observadores de estrellas de Nueva York”, describió un diamante similar en su libro de 1946, A Primer for Star Gazers. Una comparación posterior se refirió al diamante de Neely como Yankee Stadium, mientras que la configuración de Pegasus fue apodada Polo Grounds.

Raíces mitológicas

Pegaso es fundamental para varios mitos griegos. Ayudó a Perseo a rescatar a Andrómeda del monstruo marino Cetus, y más tarde fue montado por el héroe Belerofonte para derrotar a la Quimera. Sin embargo, la arrogancia de Belerofonte provocó su caída: Zeus envió un tábano para picar a Pegaso, lo que provocó que arrojara a Belerofonte, quien se estrelló y quedó ciego y cojo.

Un cuento de advertencia

La historia de Belerofonte sirve como recordatorio de que incluso aquellos que cabalgan en corceles míticos pueden caer en desgracia. El mito también ofrece un paralelo con la ambición y las consecuencias del mundo real. El buque de guerra británico que llevó a Napoleón Bonaparte a la rendición después de su derrota en Waterloo se llamó HMS Bellerophon, una elección apropiadamente irónica para el emperador derrotado.

Conclusión

Pegaso es más que una simple constelación; es un tapiz celestial tejido con mitos, ambiciones y las lecciones de advertencia de aquellos que se atrevieron a llegar demasiado alto. Ya sea visto como un caprichoso diamante de béisbol o un trágico recordatorio de la arrogancia mortal, el caballo alado sigue siendo una presencia cautivadora en el cielo nocturno de otoño.