Durante décadas, los científicos han estado desconcertados por dos regiones colosales y densas que acechan en las profundidades de la Tierra: estructuras masivas conocidas como Grandes Provincias de Baja Velocidad de Corte (LLSVP). Estas enigmáticas formaciones, una debajo de África y la otra debajo del Océano Pacífico, se han resistido a una explicación fácil. Ahora, una nueva investigación sugiere que su origen no radica en colisiones antiguas o magma enfriándose, sino en una fuga lenta y primordial del propio núcleo de la Tierra.
El misterio de larga data
Descubiertos en la década de 1980 a través de datos sísmicos, los LLSVP son áreas donde las ondas sísmicas viajan significativamente más lentamente, lo que indica una composición distinta de la roca del manto circundante. Abundaban las teorías: restos de antiguas placas tectónicas, efectos persistentes del estado fundido inicial de la Tierra o incluso restos del impacto gigante que formó la Luna. Sin embargo, ninguno explicaba completamente la estabilidad y la peculiar ubicación de las manchas.
Estas no son sólo anomalías aleatorias; son pistas sobre la historia más temprana de la Tierra. Yoshinori Miyazaki, de la Universidad de Rutgers, enfatiza que comprender estas estructuras es crucial para desentrañar cómo se formó nuestro planeta y se volvió habitable.
¿Un núcleo con fugas?
Los últimos modelos proponen que elementos más ligeros (óxido de magnesio y dióxido de silicio) se filtraron gradualmente fuera del núcleo de la Tierra a medida que se enfriaba hace miles de millones de años. Estos elementos, menos densos que el hierro, migraron hacia el océano de magma circundante, alterando su química y, en última instancia, contribuyendo a la formación de los LLSVP.
Este proceso no es un evento repentino sino una fuga lenta y continua que ocurrió durante millones de años. La clave es que diferentes elementos cristalizan a diferentes ritmos bajo una inmensa presión. Los componentes más ligeros flotaron hacia arriba, disolviéndose en el océano de magma y cambiando su composición hacia materiales ricos en silicatos.
La evidencia y las preguntas restantes
La persistencia de estas estructuras durante 4.500 millones de años, a pesar del calor y la presión intensos, respalda la idea de un proceso estable a largo plazo en lugar de un evento caótico y único. La presencia de zonas de velocidad ultrabaja (ULVZ) en el límite entre el núcleo y el manto, donde las ondas sísmicas se ralentizan, refuerza aún más esta teoría.
Si bien la teoría del océano de magma inicialmente enfrentó contradicciones (particularmente los niveles inesperadamente bajos de ferropericlasa), los nuevos modelos concilian estas discrepancias al tener en cuenta la fuga del núcleo. La investigación sugiere que la cantidad de ferropericlasa presente es consistente con la composición observada, dada la introducción de elementos más ligeros del núcleo.
Por qué esto es importante
La existencia de LLSVP puede haber influido en la formación de las placas tectónicas de la Tierra, un factor crítico en la habitabilidad del planeta. El LLSVP africano incluso se ha relacionado con el debilitamiento del campo magnético de la Tierra sobre el Atlántico. Comprender estos procesos en las profundidades de la Tierra también puede proporcionar información sobre la evolución de otros planetas.
Si podemos entender cómo evolucionó la Tierra, podremos entender mejor por qué es tan especial. Miyazaki concluye que este estudio proporciona una narrativa más coherente sobre la formación de la Tierra, acercando a los científicos a una imagen completa de la compleja historia de nuestro planeta.
