Una poderosa tormenta solar en mayo de 2024, denominada “Gannon”, desencadenó un colapso sin precedentes de la plasmasfera de la Tierra, un escudo fundamental contra la radiación espacial dañina. Los datos satelitales de la misión Arase de Japón revelaron que la capa protectora se redujo a sólo el 20% de su tamaño normal, lo que pone de relieve la vulnerabilidad del espacio cercano a la Tierra a los fenómenos solares extremos. Este evento, una de las tormentas geomagnéticas más fuertes en más de dos décadas, comprimió drásticamente el campo magnético de la Tierra, provocando una perturbación generalizada.
El papel fundamental de la plasmasfera
La plasmasfera es una región en forma de rosquilla de partículas cargadas que rodea la Tierra y gira conjuntamente con el campo magnético del planeta. Actúa como amortiguador contra las partículas de alta energía del sol, protegiendo satélites, señales de radio y sistemas de navegación como el GPS. Normalmente, el límite exterior de esta región, la plasmapausa, se encuentra aproximadamente a 44.000 kilómetros (27.340 millas) sobre la Tierra.
Contracción sin precedentes durante la tormenta Gannon
Durante la tormenta de mayo de 2024, la plasmapausa se redujo a sólo 9.600 kilómetros (5.965 millas) en nueve horas, una contracción sorprendentemente rápida. La tormenta Gannon no fue un evento único sino una serie de poderosas erupciones solares que bombardearon continuamente la Tierra con plasma. El campo magnético comprimido no sólo arrastró la plasmasfera hacia adentro sino que también la agotó durante más de cuatro días, el período de recuperación más largo jamás observado por la misión Arase.
El papel de las “tormentas negativas” en la disrupción prolongada
Investigadores de la Universidad de Nagoya descubrieron que la tormenta inicialmente calentó intensamente las regiones polares y luego provocó una caída de partículas cargadas en toda la ionosfera, lo que ralentizó la recuperación. Una “tormenta negativa” cortó efectivamente el suministro de partículas nuevas necesarias para reponer la plasmasfera. Esta interrupción prolongó el colapso, lo que demuestra cuán interconectadas se vuelven las capas atmosféricas de la Tierra durante el clima espacial extremo.
Implicaciones para la tecnología y la previsión
La interrupción prolongada puede afectar la precisión del GPS, interferir con las operaciones de los satélites y complicar el pronóstico del clima espacial. A medida que la actividad solar continúa aumentando en el ciclo solar actual, comprender la velocidad de la erosión y recuperación de la plasmasfera es vital para salvaguardar la infraestructura crítica en la Tierra. Los hallazgos, publicados en Earth, Planets and Space, subrayan la creciente necesidad de mejorar las estrategias de mitigación y predicción del clima espacial.
La tormenta Gannon sirve como un crudo recordatorio del potencial del sol para alterar la tecnología y subraya la importancia de la investigación en curso sobre la dinámica del clima espacial. El monitoreo y el análisis continuos serán fundamentales para proteger nuestra sociedad cada vez más dependiente del espacio.
