Los astrónomos finalmente han explicado el origen de la nebulosa “Anillo de Diamante”, una sorprendente estructura en la constelación de Cygnus que aparece como un anillo luminoso adornado con un brillante cúmulo de estrellas. Sin embargo, el brillante “diamante” es sólo una coincidencia visual: un cúmulo de estrellas separado ubicado a lo largo de la misma línea de visión, mucho más cerca de la Tierra. El anillo en sí es el remanente de una burbuja cósmica que estalló y creada por una estrella joven masiva.
La anatomía de una burbuja que explota
Durante años, la forma inusual del Anillo de Diamantes desconcertó a los científicos. Nuevas observaciones y simulaciones por computadora en 3D, dirigidas por Simon Dannhauer de la Universidad de Colonia, revelan que la estructura son los restos aplastados de una burbuja estelar. Estas burbujas se forman típicamente cuando la intensa radiación y los vientos estelares de una estrella masiva empujan el gas y el polvo circundantes.
A diferencia de la mayoría de las burbujas esféricas, el Anillo de Diamante exhibe características únicas: un anillo de gas delgado e inclinado que se expande mucho más lentamente que las estructuras típicas. La clave está en el entorno donde se formó la estrella. En lugar de expandirse hasta convertirse en una nube espesa y esférica, creció dentro de una fina capa de gas similar a una losa de sólo seis años luz de espesor.
Por qué esto importa: nubes en forma de losa
La física de esta formación inusual es fundamental. Cuando la burbuja se expandió más allá de los límites de la losa, el gas que empujaba hacia afuera perpendicular al plano se disipó rápidamente en regiones de menor densidad. Sólo permaneció visible el amplio anillo de lento movimiento dentro del plano más denso de la losa. Este proceso de “estallido” dejó la distintiva forma plana que observamos hoy.
Este descubrimiento desafía los modelos estándar de formación estelar, que a menudo suponen nubes de gas esféricas. Los nuevos datos sugieren que los entornos similares a losas son mucho más comunes de lo que se pensaba anteriormente, lo que cambia fundamentalmente nuestra comprensión de cómo se forman las estrellas dentro de la Vía Láctea.
Un recién nacido estelar
Las estimaciones de edad anteriores, basadas en el supuesto de expansión esférica, situaban el anillo en millones de años. El nuevo estudio corrige esto y revela que el Anillo de Diamantes tiene apenas entre 400.000 y 500.000 años: un recién nacido cósmico. La burbuja probablemente se expandió completamente sólo durante los primeros 100.000 años antes de disiparse, dejando atrás el borde delgado, parecido a un panqueque.
“Estos procesos son cruciales para comprender la formación de estrellas en nuestra Vía Láctea”, explica el coautor Robert Simon.
La nebulosa del Anillo de Diamantes no es una joya resplandeciente, sino un proceso violento y dinámico: la etapa final del colapso de una burbuja estelar. Este hallazgo resalta la importancia de las observaciones detalladas y las simulaciones avanzadas para desentrañar los misterios de la formación estelar.
