Los mosquitos pueden estar entre los animales más peligrosos de la Tierra y propagan enfermedades como la malaria y el dengue que infectan a cientos de millones y cobran un millón de vidas cada año. A medida que estas plagas continúan desarrollando resistencia a los pesticidas químicos, los científicos están explorando nuevos enfoques biológicos para combatirlas. Un estudio reciente ofrece una solución innovadora: modificar genéticamente un hongo común para producir un poderoso atrayente que atraiga a los mosquitos hasta su muerte.
El problema
Los mosquitos no son sólo plagas molestas: son vectores de algunas de las enfermedades más mortales del planeta. Sólo la malaria mata a cientos de miles de personas cada año, mientras que el dengue, el Zika y la fiebre amarilla afectan a decenas de millones más. Los métodos tradicionales, como los aerosoles químicos y los mosquiteros tratados con insecticidas, están perdiendo eficacia a medida que los insectos se adaptan a estas intervenciones. La necesidad de soluciones sostenibles y respetuosas con el medio ambiente nunca ha sido más urgente.
La solución
Los investigadores han recurrido a un hongo natural, Metarhizium, que ya se utiliza en el control de algunas plagas agrícolas. Al modificar genéticamente este hongo, crearon una trampa muy eficaz que imita el olor de una fuente de alimento deseable: atrae a los mosquitos y luego los mata.
El avance radica en amplificar la capacidad natural del hongo para producir longifoleno, un compuesto que huele a tierra húmeda o a pino. En su estado natural, el hongo produce esta sustancia sólo después de infectar y matar a un insecto. Pero la nueva cepa, modificada para generar constantemente longifoleno en niveles altos, actúa esencialmente como una “fábrica de perfumes”.
Cómo funciona
Cuando los mosquitos detectan el fuerte olor del longifolene, se sienten irresistiblemente atraídos hacia la fuente. Una vez que llegan, el hongo comienza a crecer en sus cuerpos y eventualmente penetra sus exoesqueletos y los consume para obtener nutrientes, un proceso que finalmente los lleva a la muerte.
En pruebas de laboratorio, las trampas equipadas con el hongo diseñado lograron una tasa de eliminación de mosquitos del 90 al 100%. Incluso cuando se introdujeron olores humanos competitivos, las trampas siguieron siendo muy efectivas. El diseño también incluye una barrera física que permite la entrada sólo de mosquitos, minimizando los riesgos para otros insectos.
Por qué es importante
Este enfoque representa un gran paso adelante en la lucha contra las enfermedades transmitidas por mosquitos. A diferencia de los pesticidas químicos, que pueden dañar insectos y ecosistemas beneficiosos, este método utiliza la biología misma como arma. También es escalable y rentable. Ya se están construyendo instalaciones de producción para producir el hongo en masa, e incluso se puede cultivar utilizando desechos agrícolas como trigo y arroz.
Un olor que funciona
La eficacia del hongo depende de su capacidad para producir longifoleno, un aroma naturalmente atractivo para los mosquitos. Al insertar el gen responsable de sintetizar este compuesto en el ADN del hongo, los investigadores amplificaron exponencialmente su atractivo.
“Piense en ello como una señal de humo”, explicó el Dr. St. Leger, uno de los autores del estudio. “El olor atrae a los mosquitos y el hongo hace el resto”.
Enfoque ecológico
El método ofrece una alternativa más sostenible a los aerosoles químicos. Se dirige específicamente a los mosquitos y se basa en un proceso natural: el hongo crece y se propaga sólo después de infectar a su huésped. Además, las trampas están diseñadas para evitar dañar insectos beneficiosos o especies no objetivo.
Opinión de experto
“Este trabajo es interesante porque combina una idea clásica de control biológico con un enfoque más moderno de alta tecnología”, dijo el Dr. Noah Rose, un biólogo que no participó en el estudio. “Demuestran que este tipo de idea podría tener consecuencias”.
El camino por delante
Si bien se necesitan más pruebas en entornos del mundo real, los resultados son prometedores. El equipo planea desplegar pronto prototipos al aire libre y también está explorando formas de combinar el hongo con otros métodos de control, como liberar mosquitos esterilizados.
Conclusión
Al convertir un depredador natural en una trampa dirigida, los científicos han desarrollado una forma más inteligente y sostenible de combatir los mosquitos. Este hongo genéticamente modificado pronto podría implementarse como parte de una estrategia más amplia para reducir la carga global de enfermedades transmitidas por insectos, sin las desventajas de las intervenciones químicas.








































